23 de noviembre del año 2002. Esa fecha estará marcada de por vida en la memoria de Luis Figo, del madridismo y del barcelonismo por motivos muy distintos. Ése fue el día en que el futbolista portugués regresaba al Camp Nou con la camiseta del Real Madrid, el día en que la violencia en el mundo del fútbol alcanzó límites insospechados en un feudo culé que nueve años después no ha sido clausurado. ¿Por qué? No se sabe. Pero este triste aniversario nos recuerda que los graves incidentes ocurridos en el estadio azulgrana jamás fueron castigados debidamente.
Por un día, el césped del Camp Nou pareció más un campo de tiro que un terreno de juego donde se estaba practicando fútbol. Hacía más de dos años que Luis Figo se había marchado al Real Madrid, pero en la ciudad condal se esperaba con ganas el regreso del portugués, al que se le hizo un recibimiento tan histórico como lamentable, poniendo de manifiesto el odio existente hacia un jugador que decidió tomar el mejor camino posible para continuar con su carrera deportiva. Tanto económica como deportivamente.
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