A medida que ha ido avanzando la competición y el Madrid ha mostrado su superioridad dentro de los terrenos de juego, el ‘Villarato’ ha sacado los tanques, toda su artillería e instrumentos con el fin de acabar con el liderazgo blanco en la Liga. Por suerte, Mourinho conoce tan bien como todo el madridismo las estratagemas que andan tramando en Can Barça para derrocar a un equipo que ha impuesto su autoridad hasta el momento y que deberá volverlo a hacer con creces si no quiere perder puntos a causa de terceros.
Desde la asignación de Iturralde González para El Molinón (el Madrid estuvo fino para no caer en sus trampas) antes del clásico hasta la designación de Clos Gómez para la visita al Sánchez Pizjuán pasando por un punto fundamental: un clásico que dirigirá un Fernández Borbalán que ya hizo de las suyas en la Supercopa y con el que el FC Barcelona sólo conoce el triunfo. Un dato que da buena muestra de la parcialidad de un colegiado que sin escándalos ha sabido ayudar a los culés para alcanzar el éxito.
Aquel encuentro de Supercopa, cómo no, finalizó con victoria culé en el Camp Nou y con dos expulsados por parte del Real Madrid, Marcelo y un Özil que sólo pasaba por allí cuando Villa se abalanzó sobre él para proferirle insultos racistas. Es la forma que tienen de actuar en Barcelona: cuando las cosas no van bien, hay que echar mano de una ayudita lo más discreta posible. Sin embargo, habrá que ver si Borbalán no se deja llevar por su alevosía mostrando la verdadera cara del arbitraje en nuestro país durante el clásico.
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