Hace doce años, dos meses y tres días, la leyenda de Iker Casillas comenzaba a escribirse en el libro blanco del Real Madrid. Un joven muchacho de 17 años veía como su sueño se hacía realidad al partir como titular ante el Athletic de Bilbao en La Catedral para suplir las bajas de Illgner y Bizarri. Benjamin Toshack le otorgaba una responsabilidad importantísima, defender el marco madridista, y desde entonces su leyenda se ha hecho oro.
Casillas se ha convertido en un pilar fundamental del Real Madrid y de la selección española de la última década. ‘El Santo’, ese portero voraz que con sus dedos llega a balones imposibles y que no se amedranta ante nada, se ha hecho un hueco en el corazón de millones de aficionados del club blanco y del combinado nacional. Fiel a un sentimiento, la racionalidad, madurez, templanza y seguridad son algunos de los adjetivos que se me ocurren al dibujar la figura de Iker.
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