
Corría el 23 de abril de 2011 cuando el Real Madrid visitaba Mestalla con la resaca de la Copa del Rey aún muy presente. El título de Liga era ya prácticamente una utopía, por lo que los de Mourinho viajaban a Valencia para disfrutar de una jornada festiva que iba a incluir el tradicional pasillo a los campeones. Por ello, el técnico luso optó por premiar a los jugadores que habían tenido menos minutos a lo largo de la temporada, como era el caso de Albiol, Garay, Granero o Canales. Hasta hizo debutar al capitán del Castilla, Nacho.
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